martes, 25 de diciembre de 2007

Nskliz Mnshjidad



No me gusta la Navidad. Mister Scrooge era un santo varón incomprendido por el resto del mundo. ¿Porqué puñetas hay que desear Nskliz Mnshjidad (aunque sea entre dientes, como lo hago yo) a un montón de gente que el día 22 de octubre no nos importa una mierda?


Yo nunca felicito las navidades, sólo respondo a los sms que me llegan, como humana contradictoria y educada que soy.


Mis felicitaciones las mando en fin de año, porque esa sí me parece una fecha significativa, acaba un ciclo y empieza otro.


Y, en este caso, permítanme que sea sincera y les diga cuál sería el mensaje que me gustaría enviar, pero que no lo haré por no dañar ojos y oídos sensibles. Sería algo así como:



¡¡¡¡A TOMAR POR CULO EL 2007, OSTIA!!!!


¡¡¡¡VAYA AÑO MIERDA, QUE PA ESO NO HABER VENÍO, COÑÑÑÑIO!!!!


¡¡¡¡QUÉ GANAS TENÍA DE PERDERTE DE VISTA, IHOLAGRANPUTA!!!!



Ufff, ya me siento mejor. Pero, no os preocupéis, el mensaje que os mandaré el 31 será un poco más light que este.



FELIZ 2008

(Además, tiene buena rima)

Para finalizar, una tira de Mel




miércoles, 5 de diciembre de 2007

Hasta luego, guapa


Esta preciosidad que ven a la izquierda se llama Mara. Es la única gata que conozco que no ha querido ser como todos sus congéneres de especie.
Va a su casa de visita. El resto del tiempo anda por la calle jugando, ligando, marcando las cuatro calles de su territorio y cazando ratones de campo y conejos que luego deja en la puerta de la casa de los humanos que viven con ella. Y digo bien, que viven con ella, porque no la tienen. A Mara no la posee nadie. Buena es ella!!
Cuando Inma estudia, Mara está al lado de sus apuntes hasta que se aburre y se va a descubrir mundo.
Cuando Juan duerme la siesta, Mara se echa a su lado hasta que le entra el hambre y necesita ir a cazar.
Cuando van visitas a su casa, Mara se deja acariciar hasta que sus ansias de libertad le pueden más que las ganas de mimos.
Una vez, quiso ver qué había más allá de las cuatro calles que formaban su territorio y se perdió durante semanas. Inma iba todas las tardes por su barrio, sin perder la esperanza de encontrarla... Hasta que apareció. Tenían que haber visto el reencuentro... cuando Mara, en su idioma, le contaba a Inma los lugares lejanísimos que había visto.
La semana pasada Mara volvió a marcharse, esta vez mucho más lejos y es difícil que vuelva.
Pero seguro que estará cazando conejos como una posesa y recordando lo feliz que fue viviendo con dos humanos para los que ella fue su familia.