domingo, 24 de febrero de 2008

Pfffffffffff

Tengan en cuenta que yo, por lo que veo, uso el blog para ahorrarme dinero en psiquiatras y para ver si hay más gente con paranoias varias.
¿A ustedes les pasa a veces que, de repente y sin motivo, no pueden con su alma?

No es una época en la que haya más trabajo, ni nada en especial, pero el cuerpo parece que pesa el triple de lo normal (aunque el mío ahora pesa bastante más. Léase el post anterior)



¿A ustedes no les pas que, de repente y sin motivo, les apetece irse a un sitio distinto, a una casa de la sierra, por ejemplo, y meterse debajo de ocho mantas para no salir en varios días?

Pues eso, que tengo ganas de descansar, pero no sé de qué, que tengo ganas de salir, pero no sé a dónde...

¿Será verdad que todo esto puede ser un efecto de haber dejado el tabaco?

Me lo han dicho y lo he leído, pero me resisto a creerlo.


En fin... ¿A ustedes les pasa?




viernes, 8 de febrero de 2008

Vida Sana

Mis más allegados ya lo saben, pero los más alejados no.
Les cuento: Soy fumadora de dos paquetes diarios (Digo esto con la cabeza gacha y los mofletillos colorados) y hace dos semanas tomé la determinación de no fumar más...

Esta cara se me quedó la primera mañana que me levanté (como cualquier otro día), me eché algo de agua por encima (como cualquier otro día), preparé el desayuno (como cualquier otro día) y me tomé el café... Ahí comenzó el infierno!!! Como ningún día de mi vida, después del café no había nada entre mis dedos ni entrando en mis pulmones!!! Sí, la de arriba es la cara que se me quedó al pensar que todos mis desayunos iban a ser así de sosos.
Porque, sí ¡¡¡me gusta fumar!!! ¿No podían gustarme las judias verdes o el brócoli? Pues no, a mí me gusta una cosa que es cada vez más cara y que cada vez hace más daño al organismo.
Van pasando las semanas y a ratos recuerdo el tabaco, no como los primeros días, que tenía presente las 24 horas que no podía fumar. Ahora sólo me acuerdo a ratos. Pero que ratos más malos. En esos momentos en que huelo un cigarro que pasa por mi lado o veo a alguien en una terraza viviendo ese momento supremo que es combinar un café con un cigarro... Si llevara tabaco en el bolso, fumaría, estoy segura. En esos momentos, siento que estoy a punto de caer...


Pero no, aguanto como una jabata, saco un chupa-chups del bolso, respiro hondo (que ahora puedo, antes no) y tiro pa'lante. El problema es ese, que cada vez que me da la ansiedad por fumar como pipas, chupa-chups, chicle, patatas, almendras garrapiñadas, pizzas (tres o cuatro), donuts, cotufas... Todo lo que caiga en mi mano... Y mi imágen está cambiando un poco...

Díganme que no importa que engorde, que lo importante es la salud y el dineral que me ahorro. Denme ánimos y cuando me vean por la callen, además de los ánimos, denme chucherías.