lunes, 26 de enero de 2009

Coplas de Cai

Juan Carlos Aragón es un autor que, para mí, es al carnaval lo que Curro Romero al toreo, es decir, que puede traer un repertorio muy bueno o mediocre, pero por un solo pasodoble magistral merece la pena haberle oído.
En los cuartos de final, su comparsa ha cantado este pasodoble a la muerte. Escuchad la letra con atención, por favor. Aquí os lo dejo...






Más coplas de carnaval. En este caso, os dejo un pasodoble de la Chirigota del Selu, este año "Los Enteraos", que representan a ese personaje que de todo sabe más que nadie. Que lo disfrutéis...





Aquí tenéis un pasodoble de la comparsa "Los Trasnochadores" de Jesús Bienvenido, dedicado a Palestina... Una joya...



jueves, 22 de enero de 2009

Ya está aquí

Ya viene la época del año en la que Cádiz es más Cádiz que nunca, para lo bueno y para lo malo.
Todas las noches, las cortinas del Teatro Falla se abren para mostrar el trabajo de fontaneros, administrativos, parados, especialistas en "chapuses", informáticos, heterosexuales, gays, católicos, ateos... que se han unido en una agrupación de carnaval. Aficionados que saben absorber la música y la poesía que camina por la ciudad para mostrarla con forma de arte.
Ya viene la época del año en que Cádiz huele a televisiones y radios por la noche y a periódicos por el día (como cantó Tino Tovar el año pasado... El poeta).
Ya viene la época en la que sólo hay un tema de conversación, en la que las ganas de oir las coplas nuevas se transforma en orgasmo cuando se comprueba que tu autor favorito este año se sale o en gran decepción cuando se escucha lo que llevas un año esperando y no llega a las espectativas.
Ya llega el mes en el que Cádiz se olvida que tiene el porcentaje de parados más alto de España y huele a radios por la noche y a diarios por el día.
Ya están aquí las colas para comprar una entrada, colas para comprar una botella de vino, colas para ver el pregón... Esos mismos que están a la cola en las estadísticas de lo bueno y los primeros en las estadísticas de lo malo.
Ya están aquí los días del veneno, ese que hace que muchos dejen su casa y su familia en las noches de pleno invierno para ensayar sus coplas, ese que te obliga a llevar una radio allá donde vayas, ese que -por unos días- te hace ver que tiene menos importancia que tu amor se acabara, que tu jefe es un gran babeta o que tu casa tiene goteras. El veneno que hace que, de pronto, tu vientre sea un bombo; tu boca, un platillo; tu garganta, un quejío; tu sangre, agua salada; tu corazón, un capitán y tu capitán... el veneno (como escribió Juan Carlos Aragón... Un genio... un loco).
Ya está aquí la época en la que gaditanos y visitantes confunden las aceras con tazas de váter, el mes en el que todo vale (incluída la mala educación y el mal gusto), los días en los que el que no te saluda el resto del año te invita a una copita de vino delante del Manteca, las horas en las que Cádiz es más Cádiz que nunca, para lo bueno y para lo malo.
Ya llega ¿no lo notan?
Yo sí, yo tengo ya la cabeza llena de notas musicales, de frases para enmarcar, de orgullo de que la casualidad me hiciera nacer aquí, de asco por el olor de las calles, de colores, de fatiga por la indolencia de mis vecinos, de ganas de que nunca acabe o de que vuelva a comenzar, de pena por ver que la calle ya no es lo que era, de poner en marcha el gps gadita que me lleva a las mejores chirigotas ilegales...
De vivirlo, a pesar de todo, de ganas de vivirlo un año más.

miércoles, 14 de enero de 2009

Soy una persona tolerante

Este texto no es mío, es uno de esos que andan rulando por la red, pero lo hago mío al cien por cien. Gracias, Ayla, por enviarmelo. Léanlo y sean tolerantes con estos pobres...

Estoy completamente a favor de permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedirselo. El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.

Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de caracter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.

Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestrucuturadas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familas católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.

Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruín de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos. Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!". Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bién es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor problabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.

Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.

En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitirseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción. Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.
Pos eso, que cada uno en su casa hace lo que quiere, oiga...
Post especialmente dedicado a aquellos que no tienen bastante con gobernar su vida y quieren mandar en las de los demás.