viernes, 21 de agosto de 2009

La crónica de las vacaciones 2009

Lo primero que llama la atención de las Islas Azores es... ¡¡¡QUE NO HAY TURISTAS!!! Durante la semana que estuvimos en la Isla de San Miguel no vimos a un solo japonés, lo cual es casi milagroso, pero no es sólo que no haya turistas, sino que no había tampoco lugareños por las calles en algunos momentos del día. Véase en la foto de la izquierda...

En algunos momentos teníamos la sensación de estar en la isla de la serie "Perdidos", si no fuera porque comíamos mucho mejor que ellos. Porque, eso sí, allí se come de escándalo y muy baratito.

Uno de los platos típicos de los pueblos de la costa son las lapas, cocinadas con un poco de aceite y ajito picado... Cucha!! que están buenísimas. Claro que no son las lapas a las que estamos acostumbrados por aquí, que se usan para pescar, sobre todo. Allí, más que lapas, son lapones. Aquí podéis ver una muestra del tamaño de las lapas y en la otra foto está otro de los platos típicos: La zapateira, que es la cabeza del centollo, a la que le sacan todo el mejunje, lo trituran, lo vuelven a meter y tú te lo pones en tu panecillo... Impresionante




























Siguiendo con la gastronomía, en el centro de la isla, en Furnas, tienen una curiosa forma de hacer el potaje. Alrededor del Lago de Furnas el terreno es volcánico, o sea, caliente y se pueden ver calderas (charquitos más o menos grandes) con agua hirviendo por el calor que sube de la tierra. Pues bien, el cocido se hace enterrando la olla con los ingredientes y dejándola tapada bajo tierra unas 8 horas. Pasado ese tiempo, el cocido ya está hecho y llegan hasta el lago las furgonetas de los restaurantes para llevarlas a sus respectivos negocios.


Luego, ya en el restaurante, lo sirven como aquí la pringá, es decir, que no es un plato de cocido, sino que te ponen en un plato la morcilla, chorizo, carne, berza, etc y aparte, si lo pides, en un cuenco, el caldito, que allí te advierten que no está bueno porque para ellos es un sabor que les parece muy fuerte, pero a nosotros nos supo a gloria. Es un sabor muy parecido al del caldo gallego, para que os hagáis una idea



Otra cosa que impresiona en las Azores es la naturaleza, que crece, se expande y se multiplica con avaricia. Aquí me tenéis con un megagirasol. No, no es un espantapájaros... Es un girasolazo.











Vamos, que es el viaje ideal para quienes busquen olvidarse de todo, relajarse y hartarse de ver paisajes preciosos.
Aquí tenéis otro par de fotos: la de la izquierda es una piscina natural de agua salada (que allí se estilan mucho) excavada en las rocas de la playa y las otra son dos de los muchos lagos que hay en la isla.










Total, que tenéis que ir, pero no corraís la voz, que es uno de los pocos sitios que aún están libres de la contaminación del turismo. Con deciros que no hay tiendas de souvenirs, vamos, ni un triste platito de "estuve en las Azores y me acordé de tí".






miércoles, 12 de agosto de 2009

El Gato Simón ataca de nuevo

Mientras que me hago a la idea de que he vuelto de las vacaciones y encuentro fuerzas para contaros la crónica del viaje, os dejo una nueva entrega de Simon the cat...

domingo, 2 de agosto de 2009

Cerrado por vacaciones


Amiguitos y amiguitas... Niños y niñas... Este vuestro blog cierra por vacaciones. Como véis en la foto, estos días estaré tirada en alguna playa del mundo.
Ya os contaré la crónica del viaje a la vuelta.
Besos y felices vacaciones