Ante las innumerables peticiones de mis lectores (siete u ocho) aquí está la segunda entrega de la serie “Picaítos”. En esta ocasión, el post irá dedicado a algunos miembros y miembras ( Viva Bibiana y a ver si la dejan en paz un poquito) de esta subespecie semihumana que han paseado su saber estar por el Pay Pay.
Son muchos las anécdotas sobre los picaítos del Pay Pay, algunas más simples y otras más enrevesadas.
Una sencilla, pero que me encanta y que me contó la Reina del Pay Pay ocurrió cuando el local estaba casi recién abierto y eran muchos los que se acercaban para ver cómo había cambiado, es decir, que conocieron el Pay Pay antiguo, cuando era Sala de Fiestas. Entró una mujer y se paseó lentamente por toda la sala, supongo que intentando ver rincones conocidos en el pasado. Se acercó a la barra y preguntó “¿Tienes café?”, la Reina contestó que sí, “Po porme un güisky”, respondió la picaíta.
Otra que a mí me gusta mucho ocurrió una noche que el Pay Pay estaba llenísimo de gente, los de la barra agobiados, poniendo copas sin parar. Detrás de la primera fila de clientes que intentaban pedir su copa en la barra, estaba una mujer muy bajita, que pegaba pequeños saltitos y pedía “¿Me das una Cocacola?”. Como tenía a mucha gente por delante, los de la barra iban sirviendo a todos los demás, mientras ella insistía una y otra vez “¿Me das una Cocacola?”. Hasta que la Reina, por no escucharla más, le dio la Cocacola. Iba a abrirla y la mujer bajita le pidió que no lo hiciera, que la dejara con la chapa. En ese momento de bulla, la Reina no se planteó nada más, no tenía tiempo. Alargó el brazo con la Cocacola hasta donde estaba la enana insistente, que se empinó para cogerla. Le lanzó una tierna sonrisa a la Reina, pronunció feliz “gracias” y se fue sin pagar. Lo cierto es que no podemos acusarla de robo, porque ella lo dijo bien claro: “¿Me DAS una Cocacola?”… Se la dieron.
Ahora mismo no tengo tiempo para escribir más, pero prometo una próxima entrega…
Píquense, que es gratis y divertido.
Son muchos las anécdotas sobre los picaítos del Pay Pay, algunas más simples y otras más enrevesadas.
Una sencilla, pero que me encanta y que me contó la Reina del Pay Pay ocurrió cuando el local estaba casi recién abierto y eran muchos los que se acercaban para ver cómo había cambiado, es decir, que conocieron el Pay Pay antiguo, cuando era Sala de Fiestas. Entró una mujer y se paseó lentamente por toda la sala, supongo que intentando ver rincones conocidos en el pasado. Se acercó a la barra y preguntó “¿Tienes café?”, la Reina contestó que sí, “Po porme un güisky”, respondió la picaíta.
Otra que a mí me gusta mucho ocurrió una noche que el Pay Pay estaba llenísimo de gente, los de la barra agobiados, poniendo copas sin parar. Detrás de la primera fila de clientes que intentaban pedir su copa en la barra, estaba una mujer muy bajita, que pegaba pequeños saltitos y pedía “¿Me das una Cocacola?”. Como tenía a mucha gente por delante, los de la barra iban sirviendo a todos los demás, mientras ella insistía una y otra vez “¿Me das una Cocacola?”. Hasta que la Reina, por no escucharla más, le dio la Cocacola. Iba a abrirla y la mujer bajita le pidió que no lo hiciera, que la dejara con la chapa. En ese momento de bulla, la Reina no se planteó nada más, no tenía tiempo. Alargó el brazo con la Cocacola hasta donde estaba la enana insistente, que se empinó para cogerla. Le lanzó una tierna sonrisa a la Reina, pronunció feliz “gracias” y se fue sin pagar. Lo cierto es que no podemos acusarla de robo, porque ella lo dijo bien claro: “¿Me DAS una Cocacola?”… Se la dieron.
Ahora mismo no tengo tiempo para escribir más, pero prometo una próxima entrega…
Píquense, que es gratis y divertido.
6 comentarios:
Por fin nuevo post!
¿PAra cuándo el de las picaitas que fueron a jugar al padel ...?
Yupiiii!!!
Me encanta ver cómo se mueve este blog.
Lo de la cocacola no lo había oído. Fantástico.
Y la foto... ¿Es un gato ruso alcohólico?
Recuerdo aquellos tiempos en los que yo veía moverse a la reina por la barra mientras yo insistía en que me pusiera una tónica. Quince veces después, me la servía. Yo creo que también era por no escucharme más. Eso sí, yo las pagué todas, aunque algunas al día siguiente, cuando a alguna se nos había pasado la resaca de tónica.
No te creas tú que has dicho ninguna tontería, Ayla. Sería buena idea hacer un post con el lado picaíto de mis amigos... mmmmmmmm... Lo iré pensando.
La de la foto, Don Micro, soy yo cualquier viernes a las 4 de la madrugada...
Y Moreno, eso de que tú pedías tónicas... ¿sólo tónica?... Mmmmmm
Hí. Tónica, pedía la CarmenMoreno.
Tónica.
Esto... Hubo un tiempo, que ustedes no recuerdan por lo que se ve, en el que yo no bebía ni ná ni ná y, según la Paloma, sólo bufaba. Ahora no mesehagan los olvidadizos.
¿Pa cuándo un campo al revés?
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