jueves, 3 de diciembre de 2009

Echadle un ojillo a este video de un congénere mío, que es pa' comerselo a bocaítos.

Gracias por enviarmelo, Microalgo

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El gran MEL

Ya sabéis lo que me gusta el gran MEL y que he colgado alguna viñeta suya en este blog.
Bien, pues MEL ha hecho la portada de la revista "El Jueves"
conmemorando los 40 años de Barrio Sésamo.
Lo de Epi y Blas ya se sabía, ¿no?...

jueves, 12 de noviembre de 2009

PFFFFFFFF


¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que vuestro mundo se desinfla?
¿De que el aire se va y a tí te falta?

jueves, 15 de octubre de 2009

Goteo de palabras


¿Por qué la vida es capaz de ser tan bonita y tan horrenda a la vez?

martes, 29 de septiembre de 2009

Dame un poco de sed, que me estoy muriendo de agua


Fue el sábado y fue mágico. Una cercanísima Carmen París poseyó el escenario del Café Teatro Pay Pay. Lo hizo suyo.
Un escenario de colores de casa. Un piano de un amigo. Ilusiones repartidas por la sala... Ganas de disfrutar de la voz de una mujer delgada que crecía sin parar en el escenario y de descubrir el por qué de sus canciones.
Jotas, candombe, bolero chá... Física cuántica... ¿Sabián que cuando dos quarks (partículas) con un mismo spin (giro) son separados, allá donde esté uno de ellos, si cambia su spin, el otro también lo varía, sin importar la distancia que exista entre los dos? A esto, Einstein lo llamó "Distancia espeluznante" y Carmen lo convirtió en la demostración del amor y en un bolero.
"Hay algo que nos inquieta, nos rodea... qué distancia espeluznante. De tu puerta hasta la mía, si la mides, un océano contempla emociones largamente maniatadas, que se pasean desvestidas. Y por eso nuestras almas en su danza, vida mía, no se pueden desligar".
La sensación de tener a una amiga en el escenario a la que hace años que no ves y que te está contando qué ha sido de su vida. El placer de sentirla así, cerca, a gusto. Saber que, desde el comienzo, queda poco para que acabe.
"Con el paso de los años, se queda el corazón cansado de ansiedades. Perpleja la inocencia, gastados los disfraces. Quiero descubrir si fui quien soy ahora, retomando mi persona".
La maña más de Cádiz con pinta de Nana Mouskouri hizo que los minutos corrieran más que nunca, paseó sus dedos por el piano con suavidad y con fuerza, cantó con mimo y con saña... y habló. Habló del amor, de las injusticias, de su tierra, de la mía, de otras tierras, de la mujer, de los hombres... Del amor...
"Si acaso no fuera mi voz lamento enardecido, no andarías esquivo con la sinceridad. Sepas que me empleé en el intento de atender tus sentimientos y tener la fiesta en paz. Poco ya me queda por decirte, ahora soy un cuerpo triste despistando su dolor".
Los que tuvimos la suerte de verla, recordaremos uno de esos pocos momentos que se dan en los que no hay distancia entre el escenario y el público. Los que no pudieron disfrutar de ella saben que se han perdido un instante mágico. Un instante que duró noventa minutos y que me guardo en el cajón de las noches para recordar.
Los que no fueron tampoco sabrán nada del amor entre quarks con un mismo spin...

jueves, 17 de septiembre de 2009

La vuelta


Vuelta al trabajo...
Vuelta a la sensación de que la cabeza no funciona bien por las mañanas...
De nuevo, el sueño. Esa sensación que no existe durante las vacaciones.
Otra vez están ahí las ganas de que la primitiva se acerque.
Cuando el último viaje es ya apenas un vago rumor de mi memoria, vuelven las ganas de tener vacaciones.
Retorna la mala leche mañanera.
Vuelta al trabajo...
Si llueve, saldremos a la lluvia,
a vaciar el semillero de sonrisas
y esperar cosecha
en la silla de parar las prisas.
El viento te traerá nuevos encuentros,
amores nuevos y una vida dulce,
más plena cuanto menos soberbia.
Si arrecia el viento norte, abajo velas,
calzarse botas y enarbolar hachas,
sobre la superficie nos salvamos,
desde lo más profundo... respirando.
(Manolo García)

viernes, 21 de agosto de 2009

La crónica de las vacaciones 2009

Lo primero que llama la atención de las Islas Azores es... ¡¡¡QUE NO HAY TURISTAS!!! Durante la semana que estuvimos en la Isla de San Miguel no vimos a un solo japonés, lo cual es casi milagroso, pero no es sólo que no haya turistas, sino que no había tampoco lugareños por las calles en algunos momentos del día. Véase en la foto de la izquierda...

En algunos momentos teníamos la sensación de estar en la isla de la serie "Perdidos", si no fuera porque comíamos mucho mejor que ellos. Porque, eso sí, allí se come de escándalo y muy baratito.

Uno de los platos típicos de los pueblos de la costa son las lapas, cocinadas con un poco de aceite y ajito picado... Cucha!! que están buenísimas. Claro que no son las lapas a las que estamos acostumbrados por aquí, que se usan para pescar, sobre todo. Allí, más que lapas, son lapones. Aquí podéis ver una muestra del tamaño de las lapas y en la otra foto está otro de los platos típicos: La zapateira, que es la cabeza del centollo, a la que le sacan todo el mejunje, lo trituran, lo vuelven a meter y tú te lo pones en tu panecillo... Impresionante




























Siguiendo con la gastronomía, en el centro de la isla, en Furnas, tienen una curiosa forma de hacer el potaje. Alrededor del Lago de Furnas el terreno es volcánico, o sea, caliente y se pueden ver calderas (charquitos más o menos grandes) con agua hirviendo por el calor que sube de la tierra. Pues bien, el cocido se hace enterrando la olla con los ingredientes y dejándola tapada bajo tierra unas 8 horas. Pasado ese tiempo, el cocido ya está hecho y llegan hasta el lago las furgonetas de los restaurantes para llevarlas a sus respectivos negocios.


Luego, ya en el restaurante, lo sirven como aquí la pringá, es decir, que no es un plato de cocido, sino que te ponen en un plato la morcilla, chorizo, carne, berza, etc y aparte, si lo pides, en un cuenco, el caldito, que allí te advierten que no está bueno porque para ellos es un sabor que les parece muy fuerte, pero a nosotros nos supo a gloria. Es un sabor muy parecido al del caldo gallego, para que os hagáis una idea



Otra cosa que impresiona en las Azores es la naturaleza, que crece, se expande y se multiplica con avaricia. Aquí me tenéis con un megagirasol. No, no es un espantapájaros... Es un girasolazo.











Vamos, que es el viaje ideal para quienes busquen olvidarse de todo, relajarse y hartarse de ver paisajes preciosos.
Aquí tenéis otro par de fotos: la de la izquierda es una piscina natural de agua salada (que allí se estilan mucho) excavada en las rocas de la playa y las otra son dos de los muchos lagos que hay en la isla.










Total, que tenéis que ir, pero no corraís la voz, que es uno de los pocos sitios que aún están libres de la contaminación del turismo. Con deciros que no hay tiendas de souvenirs, vamos, ni un triste platito de "estuve en las Azores y me acordé de tí".