jueves, 13 de septiembre de 2007

Crónica de un viaje anunciado

Ya he vuelto. He tardado en aparecer por aquí porque he sufrido el jet lag más largo que se recuerda desde que se inventó el avión. De hecho, aún hoy sólo he podido dormir cinco horas, porque tengo sueño cuando no debo y a la hora lógica de dormir, no puedo ni cerrar los ojos.
Para resumiros, he vuelto de Cuba con un sabor agridulce, porque he visto a un pueblo necesitado de cosas materiales básicas, pero también adormecido por los muchos años de no poder decidir nada. Y no sé cuál de los dos aspectos me ha impresionado más.
Para la imagen de los habaneros pidiéndote bolígrafos y caramelos estaba preparada, pero no lo estaba para ver, sentir y casi mascar la resignación más absoluta y generalizada.

En cuanto a la ciudad, la zona de la Habana Vieja la están rehabilitando y está preciosa. El ambiente en Plaza de Armas me encantó, con un mercadillo de libros de segunda mano, con música… Bueno, aunque la música es algo también a destacar, ya que está por todas partes. Por cualquier rincón al que te asomes suena el son (valga la redundancia, si es que lo es).
Sin embargo, la zona de Habana Centro me dio una impresión muy muy muy mala: basura sin recoger durante días, las casas pidiendo a gritos unos puntales, charcos de aguas fecales por las calles, niños descalzos… Y el único Barrio Chino del mundo en la que ya no hay chinos. Hasta ellos se fueron.

Sobre el parecido de Cádiz con La Habana (“La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es la Habana con más saleeeeroooo…”. ¡Qué bien canta eso una que yo conozco! je, je) no lo es tanto, excepto el Malecón -que puede parecerse al Campo del Sur- y los Castillos del Morro y de la Real Fuerza, que pueden asimilarse al de Santa Catalina como cualquier otra construcción militar de la misma época

En lo que sí se parece La Habana a Cádiz es en el humor de la gente, tenemos un sentido del humor muy parecido. Estuvimos en un local para cubanos, no para turistas, en el que se hacían monólogos y uno de los chistes que contaron fue el de uno que va al médico y le dice: “Doctol, tengo algo en el estómago” y le responde el doctol: “¡Qué suelte!”. (Lo de la ele es lo en vez de la erre final es porque es lo más parecido a su pronunciación).

Hablando de chiste, para los que no los conozcan, vean uno de los medios de locomoción más económicos de cuba: los cocotaxis...

También estuvimos en Varadero (sí, ya lo sé, que eso es sólo para turistas) pero probablemente fuera la única oportunidad que iba a tener de bañarme en una playa tropical, así que allí estuvimos metidas en el agua con la intención de refrescarnos, pero la verdad es que no te quitaba mucho el gran calor que hacía, porque el mar estaba a unos 28 grados...

Otra zona preciosa en la que estuvimos y que nos cautivó fue Pinar del Río. Naturaleza con avaricia, es el único calificativo que se me ocurre darle. Aparte del lugar en el que he bebido la mejor piña colada de mi vida.

En fin, un viaje para recordar, tanto lo bueno (que fue mucho) como lo menos bueno (que también fue bastante) y, sobre todo, por la compañía. Con buena gente siempre da gusto viajar, aunque sea a la vuelta de la esquina. La Reina del Pay Pay, la Suprema de Sevilla, Mister Patrimonio, la Reina de la Salsa (también conocida en círculos íntimos como la Pellejo del Puerto), la Serrana de Oro y el Máster del Universo de las Letras (Nosotros nos entendemos los nombres...) A todos muchas gracias por cada sonrisa, por cada emoción, por cada paso acompañado y acompasado.

Salud.